jueves, 29 de diciembre de 2016

Lápida / Cruz Guerra Civil Juan J Fdez Caballero

           Con esta pequeña cruz, incrustada en una pared, abrimos un nuevo campo en las etiquetas de cruces: Vamos a tratar cruces relacionadas con la Guerra Civil. 
Incorporar estas cruces al blog responde al hecho de que están ahí y pertenecen a la historia del pueblo. No descarto comentar la Guerra Civil en Alcaracejos pero en esta ocasión sólo quiero centrarme en la cruz y algún comentario sobre sus circunstancias.

            Puedo avanzar que sobre la Guerra Civil hago mio el comentario que figura en la placa metálica  del monolito de granito que está en la Calle Murillo de nuestro pueblo, yendo hacia Vva del Duque, a la derecha: "Que la memoria del pasado nos permita construir en el presente una historia de paz y de respeto para el futuro".

          Entrando en el caso que nos ocupa, la lápida / cruz se encuentra adosada a la pared, en la Calle Antonio Caballero[1], yendo hacia el cementerio a la izquierda. Dicha calle desemboca en la carretera de Alcaracejos a Pozoblanco, a la altura del cementerio y engancha con la calle José López Navarrete hacía la Plaza de los Pedroches. Las coordenadas de este histórico recordatorio son: 38º 23’ 21.79’’ N y 4º 57’ 53.58’’ O. Sus medidas vienen dadas por los siguientes valores: 112’5 cm de altura por 60 cm de ancha. La amplitud de sus brazos y su pie es de 15 cm. En su parte inferior central tiene un trozo de hierro: posiblemente sea indicio de un soporte ya inexistente.

          Su texto no tiene desperdicio, pero hay que leerlo con perspectiva histórica. Está redactado en el lenguaje guerra-civilista que se usaba en la época y es evidente que no se puede juzgar con las circunstancias y el lenguaje de hoy. En su lectura fue decisiva la intervención de Miguel López Rísquez, persona dotada de una especial habilidad para este tipo de cosas.
AQUI
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D.E.P.
R.D.
ESPOSA

        Juan José Fernández Caballero, el muerto, era hermano de D. Antonio, cura en Alcaracejos en los años de la postguerra y de Miguel Fernández Caballero. Miguel tuvo tres hijos: Andrés, Miguel y Juan José el herrero,  que tenía la herrería en lo que hoy (2016) es el Bar La Fragua - Casa Eladio. Los tres trabajaron de herreros en su fragua. Por tanto el difunto era tío de estos tres hermanos. De D. Antonio, el cura, podemos decir que - después de años de párroco - murió en 1952 siendo visitado en fechas previas al deceso por el Sr Obispo de Córdoba Fray Albino. Como curiosidad podemos citar que bautizó a José López Navarrete en 1.947.
A la vista de la inscripción de la cruz / lápida y con el relato que viene a continuación se concluye que se trata de una persona de derechas.

      Testimonios orales recogen que al parecer Juan José Fernández se había ido con su armamento, junto a un grupo de personas, a Pozoblanco para reforzar las fuerzas de derechas de la zona junto a la Guardia Civil. Esto fué, a finales de julio de 1.936. El[E1]  cuartel de Pozoblanco acabó rindiéndose a las fuerzas republicanas porque el Capitán de la Guardia Civil, entre otras cosas, se mantuvo fiel a la República y los concentrados marcharon a sus respectivos pueblos.

Algunos de los contrarios fueron avisados de estas circunstancias y salieron a esperarlos a la entrada del pueblo. Juan José Fernández se vino en un camión y se bajó a la altura del cementerio……al bajarse lo tirotearon. Otros entraron al pueblo por caminos menos esperables y no les pasó esto. Fueron apresados, amenazados, encarcelados etc…..pero no tiroteados. Los ánimos estaban muy caldeados.




 [E1]Pozoblanco se rindió el 15 de agosto de 1936 y a este hombre lo mataron el 17, es decir que las fechas apoyan esa historia. En el siguiente enlace se explica con todo lujo de detalles la rendición de Pozoblanco.

Situación de la Cruz - lápida


[1] Antonio Caballero era un abogado del Tribunal Supremo que siempre venía con su chófer a la Virgen de Guía. Antonio Caballero “le tiró los tejos a Bolindre”, dueño de una fonda en el Cruce, en el Carnaval de 1935 al estar este disfrazado de mujer. La anécdota quedó plasmada por Ramón Ferrer Maldonado en unas coplillas de carnaval que José López Navarrete recoge en la pág 138 de su libro sobre Alcaracejos.

Nota / Comentario: El lenguaje utilizado en la Guerra Civil y en la postguerra fue siempre ofensivo para los otros, los contarios, que en muchos casos eran hermanos, padres, amigos, vecinos etc.....: fue una triste y dura realidad que reflejó la dureza de la contienda y el sufrimiento de todos. Seguramente avanzariamos hacia la sana convivencia si se retiraran algunos estrambóticos calificativos que ahora denigran más a quién los dice que a quién los recibe. ¡ Ya es hora de olvidar, limar y perdonar!. El cementerio está lleno de bellos recordatorios que siempre hablan de lo bueno, del cariño y de los buenos recuerdos.....¡quizás podriamos usarlos como referencia!. No podemos defender los errores de nuestros antepasados y mucho menos mantenernos en ellos. ¡ No utilicemos un lenguaje de guerra para separarnos en el presente !.


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